Artículo | No preokuparse. O preocuparse de lo importante
Por David G. Marcos.
"Ni se te ocurra salir de casa, que se te cuelan los okupas. Lleva cuidado, que si se te meten dentro, ya no te los sacas ni con agua caliente. Ya estás tardando en contratar una empresa de alarmas y seguridad para que vigilen tu hogar. Hay que endurecer las leyes contra estos indeseables porque son uno de los principales problemas de este país". Ojo, que no lo digo yo, que lo han dicho en la tele.
Hay algo cierto en todo esto, y es que en el Estado español existe un problema estructural con la vivienda. La especulación, la ausencia de regulación de los precios o el acaparamiento de inmuebles en pocas manos y fondos buitre, son algunas de las causas que han provocado en las últimas décadas que en nuestro país muchas personas hayan visto vulnerado su derecho a una vivienda digna. Según explica el magistrado y portavoz de Juezas y Jueces para la Democracia, Joaquim Bosch, existen diez veces más desahucios que usurpaciones de vivienda. El primero de los objetivos, por tanto, que busca este bombardeo mediático es desviar el foco para criminalizar a las víctimas de este problema y conseguir así que no se preste atención a su origen: la dificultad o imposibilidad de acceso de miles de personas a una vivienda digna.
Esta confusión premeditada y este discurso del miedo constante es funcional a empresas de seguridad privada o incluso a grupos parapoliciales de ultraderecha que suponen un verdadero peligro y amenaza. Los lazos y convergencia de intereses entre el mercado inmobiliario y los propietarios de empresas de vigilancia son evidentes. Ni se molestan, de hecho, en esconder el negocio común que buscan detrás del sufrimiento y la inseguridad de miles de familias. Tanto es así, que el pasado septiembre se hacía público que el nuevo dueño del portal inmobiliario Idealista invertía cerca de 115 millones en Securitas, el grupo de servicios de seguridad más grande del mundo.
Las razones de esta matraca desinformativa son, por tanto, puramente económicas y de interés empresarial. En última instancia, el modo de presentar esta problemática aspira a un objetivo más. Es el ánimo de desarmar a las clases populares de herramientas para combatir la injusticia de que continúe existiendo (y cada vez más) gente sin casa y, contradictoriamente, siga habiendo casas sin gente. Buscan criminalizar al movimiento por el derecho a la vivienda. Organizaciones como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, el Sindicato de Inquilinas o el Plan de Choque Social vienen denunciando desde hace años la vulneración de este derecho, agrupando a mucha gente para combatir los abusos de multinacionales como Blackstone o grandes bancos.
Vale la pena señalar que la mayoría de viviendas ocupadas son de entidades bancarias, no de propietarios. Según el Grupo VPS, el 80% de los inmuebles okupados "pertenecen a entidades financieras", lo que nos lleva a incorporar una reflexión que deja atrás el marco de la criminalización contra la ocupación de viviendas. Si recordamos que, entre todas y todos, hemos rescatado a estos bancos por nada más y nada menos que 65.000 millones de euros, resulta completamente legítima, e incluso una acción a reivindicar, la actitud de la activista Paca Blanco, que asegura que si puede vivir es precisamente por ser okupa, porque su pensión no le es suficiente para pagar los recibos. Añade que la clase trabajadora ha terminado "pagando una crisis que no hemos provocado nosotros, manteniendo hijos y nietos porque no pueden trabajar".
Buscan, en definitiva, anticiparse a lo que parece inevitable: el recrudecimiento del drama social provocado por la crisis covid en un modelo como el financiero inmobiliario del Estado español. Saben además que el modo de evitar que esto pase es movilizándonos contra la minoría peligrosa de la especulación, por eso lanzan campañas de desinformación para intentar confundirte. Pero ni dudes en qué bando estás y quiénes son realmente el problema. Toca preocuparse por lo verdaderamente importante: que nuestras vidas valen más que sus beneficios.
"Hay que señalar que la probabilidad de que alguien okupe tu casa habitual es prácticamente nula" [https://www.lamarea.com/2020/08/21/los-datos-de-la-okupacion-mitos-y-realidades/].