Articulo | El debate
Por Sara Lauper

Parece mentira que, a estas alturas de todo lo aprendido en el último lustro, estemos asistiendo a un "debate" de este calibre. Y entrecomillo la palabra en cuestión porque más que un debate parece que se tratara de una persecución en toda regla. ¿Persecución? ¿A quién? A toda aquella persona que se atreva a cuestionar los mandatos de las biblias queer y los primeros ítems de las agendas políticas de la posmodernidad.
Algo que hoy la mayor parte de la población moderna ve como algo muy liberador, pero que realmente esconde una perversión muy maquiavélica, más que controlada por los estados y los lobbies que avalan estas teorías que en menos de dos décadas se han convertido en proyectos de ley. Si verdaderamente esto es una lucha social ¿Cómo es posible que haya sucedido esto en tan poco tiempo? El feminismo precisamente lleva como 30 décadas de lucha y no se ha conseguido estar presente en las agendas políticas de esta manera jamás. La opresión racial no ha dejado de existir nunca y los obreros sobre el papel trabajan 8 horas pero fuera de él pasan mucho más que 8 horas al día en el trabajo, eso si hablamos de opresiones. Si hablamos de discriminación, las lesbianas y los gays soportan discriminación en base a su orientación a diario. Por supuesto las personas intersexuales sufren discriminación si son leídos con distintas características físicas a lo normativo de los cuerpos. Las personas que tienen una discapacidad o varias, física o mental, o ambas, son apartadas de la sociedad constantemente, en todos los lugares. Las personas toxicómanas, alcohólicas, o las dos cosas, lo mismo. Y claro que sí, claro que las personas transexuales también son rechazadas por el sistema pero descaradamente "no te puedo contratar porque eres transexual" te pueden decir, o mirarte por la calle y rumorear "¿qué es?", y claro que se cometen delitos de odio contra las personas transexuales, claro que sí, lo vemos a menudo en las noticias: asesinatos, palizas, intimidación, ridiculización... Entonces, ¿de qué estamos hablando?
Resulta palpable a simple vista en los dos ejemplos, Irán o Canadá, que lo que podría legislarse y gestionarse socialmente como algo en pro de la igualdad entre seres humanos acabe siendo una pérdida de libertades. Esto ocurre porque en lugar de ver al sujeto transexual, como lo que es, una persona afectada muy gravemente por los géneros y estereotipos sociales asignados que no se encuentra bien habitando los roles que están estipulados para su sexo, la ven como una fuente insondable de ingresos ingentes a través del estado. Por si fuera poco azuzando al beneplácito social generalizado en pro de las libertades individuales. Y es que ya lo último y más doloroso es usarlo en detrimento de la lucha feminista, y es aquí donde llegamos a lo más profundo de la cuestión y a lo que más vueltas se le ha dado ¿acaso una mujer transexual no es una mujer?
Remontemonos a lo que somos. Somos una especie del reino Animalia, el Homo Sapiens. Somos mamíferos, tenemos varios cromosomas que determinan nuestro sexo que pueden ser XX en el caso de la hembra, y XY macho, esto es así dado de la naturaleza porque además en ello se va a basar nuestro sistema de reproducción: la copula entre hembra y macho.
Igual pasa con muchas especies del reino Animalia. Pero hace en el 3.100 A.C se empezó a complicar la cosa cuando los hombres observaron que eran partícipes del nacimiento del nuevo ser, tomaron conciencia de la "paternidad", desde entonces el ser humano ha ido construyendo y abordando una serie de mecanismos que instauraron las diferencias inexistentes entre hembras y machos basadas en esa diferencia real. Así pasaron unos siglos hasta darle un título distintivo a los poseedores de estar diferencias, es decir a todos, a todos se les dio un título a modo de disfraz. Unos llevaban el disfraz de la fuerza y el poder, de la sabiduría, de la riqueza y la razón, a ellos les dieron el título de hombres. Otra parte de la población adquirió el disfraz de la delicadeza, el cuidado, lo puro y la debilidad, y a veces de un monstruo oscuro y diabólico que merece el castigo de la fuerza y el saber, a ellas que portaban ese disfraz asfixiante les dieron el título de mujeres. En base a esta historia se han ido construyendo todas, pero en todas ellas llevan el disfraz de los castigos y ellos el de los privilegios, de manera que la humanidad juega al rol desde entonces y no sabemos salir de la partida. A parte no podemos, ya saben quién ostenta el poder por medio del disfraz y quién hizo el juego. También saben lo del abrazo patriarcado y capital y todo eso así que seré breve ¿qué se propone ahora ante la partida corrupta de hace siglos? El feminismo siempre lo ha tenido claro: hay que retirar los disfraces de la partida, solo así estaremos en igualdad de condiciones para jugar, si tenemos que jugar con el disfraz habremos perdido antes de empezar.
Me gustaría llegados a este punto dejar claro que ni el sexo es transitorio ni un invento como defiende el fundamentalismo queer, ni por supuesto lo puedes cambiar porque es una realidad material, destacando además que el género sí que es construído, es el disfraz, pero no se puede elegir tampoco. Nadie elige su género, nadie está de acuerdo con su género 100%, absolutamente nadie. Ningún hombre está de acuerdo con afeitarse la barba, lo hace y punto, ni con dejarsela, se la deja porque se lleva en depende qué época, lo mismo con el bigote. Así como ninguna mujer está de acuerdo con ser recatada, depilarse o ser siempre servicial, lo hacemos porque es lo que se espera de nosotras y si haces lo que se espera de ti la sociedad te invita a pensar que lo estás haciendo bien.
- Supremacía del hombre frente a la mujer, pues rompen de un plumazo la unión del feminismo y el músculo que estaba tomando dicho movimiento en esta ola, abriendo dos supuestos bandos, demonizando la teoría feminista alegando que es excluyente con las mujeres transexuales. Lo cual no es verdad porque las mujeres transexuales pueden sufrir lo que se conoce como cispasing -ser leídas como mujeres y por tanto sufrir acoso callejero, violencia sexual etc...- pero no sufren opresión por ser mujeres, sufren discriminación por ser sujetos transexuales, no sujetos oprimidos en los que se basa el sistema para sostener las tres cuartas partes del PIB mundial como sí somos las mujeres. La cosa se magnifíca cuando se comienzan a usar términos como "CIS mujeres", en el cual se presupone que estoy de acuerdo como hembra humana de mi disfraz como mujer y esto no es cierto, lo acatamos, o TERF, o cuerpos gestantes, vulvo parlantes... términos que aparte de ser profundamente violentos y ofensivos para con nosotras desdibujan la palabra mujer y su significado y de nuevo caemos en ser la otredad para toda la sociedad además en pro de la inclusividad con todos los seres. Antes estábamos en la O ahora tenemos que vernos incluídas en un E, una X o un @, cuando parecía que íbamos a llegar a la A.
- Las empresas, que a su vez componen medios de comunicación, tristemente, y el estado en su funcionamiento empresarial. Los medios de comunicación por su parte no han cesado en propagar la teoría queer y las supuestas nuevas libertades sexuales y de identidad en los últimos años, hasta charlas TEDX hay al respecto de esto. Todo se nos ha estado vendiendo como un cuento de hadas en el que cual la hormonación era una salvación para dejar de ser oprimidas por el patriarcado, el poliamor y el bondage sado para tu liberación sexual, y por su parte no responder a estos cambios sociales repentinos, que responden a un patrón social claramente inducido, dando saltos de alegría es de TERF, de mala persona, no inclusiva, antigua, mojigata, no empoderada. Por supuesto este alegato social siempre es para con las mujeres que no somos inclusivas por decir que solo las mujeres menstruamos y que no somos "seres menstruantes" merecemos ser quemadas en la hoguera como JK Rowlling, pero a un hombre nunca se le pide inclusividad o se le llama transfobo por hablar de la que los hombres tienen próstata si este no habló de "seres inseminantes". En definitiva los medios y las RRSS se han encargado de promover una misoginia encubierta basada en una igualdad ficticia. No menos responsabilidad tienen los estados en todo esto. Raquel Rosario Sanchez, Paula Fraga, Laura Redondo, Contra Borrado... son algunos de los nombres que os animo a googlear para enteraros a fondo de cómo no sólo el estado español sino otros países europeos han ido introduciendo estas teorías en sus leyes, y normalmente a través de leyes y ministerios que atañen a la mujer, encubierta o abiertamente.
En el caso de España la última Proposición de Ley para la Ley de Identidad de Género no fue aprobada, esta se proponía abiertamente una ley sobre identidad de género, pero en otros países, al igual que aquí en otras leyes como la llamada Ley Rhodes, la Ley Integral de Protección a la Infancia, se introducen términos como "la identidad de género del niño" y otros que ya dan lugar a que en términos jurídicos se comience a hablar y por tanto a legislar así. Asistimos a una alianza entre pensamiento colectivo inducido dado por los mass media y demás medios sociales, estado, y ¿Quién falta en la ecuación? ¿Qué nos chirría para que esto no sea realmente algo liberador para la sociedad y sí una artimaña para generar una necesidad social e ingresos a raudales? ¿Quién interviene de manera económica principalmente en los procesos de las personas transgénero, trasexuales, no binarias o queer? La industria farmacéutica.
No me gustaría terminar hablando de este entuerto social sin antes hablar de la Ley 2/2016, de 29 de marzo, de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación de la Comunidad de Madrid.
"La transexualidad es un fenómeno presente en todas las culturas de la humanidad y en todo tiempo histórico."
Mientras tanto las mujeres feministas nos seguimos comiendo toda una oleada de violencia porque el divide y vencerás siempre fue la opción más fácil y la misoginia la forma de odio más contagiosa.